Hijos

Con algunas excepciones, nuestros hijos son desorganizados por naturaleza. La regla general es el caos y el desorden en su mundo. Además, el concepto del tiempo es algo que les cuesta aprender. Es muy abstracto para ellos y es necesario que lo aprendan pronto para que les ayude a organizarse bien en sus tareas, sus clases y actividades. 

Adquirir las habilidades de la organización y el control del tiempo serán fundamentales para el resto de su vida. 

Que nuestros hijos sean organizados es posible, pero es una tarea que lleva tiempo, mucha constancia por parte de los padres e infinita paciencia.  Debemos tener claro que cualquier aprendizaje se adquiere mucho mejor y más rápido cuando se sigue un ejemplo. Si como padres nos esforzamos en ser organizados, será mucho más fácil para nuestros hijos que se esfuercen también. Como en todo valor que queramos transmitirles, llevarlos nosotros mismos a la práctica es el punto de partida. Aunque no lo percibamos a corto plazo, a la larga el buen ejemplo siempre da resultados.

Debemos centrarnos en ayudar a nuestros hijos a organizarse en tres áreas: 

• Colegio
• Casa
• Tiempo

Te recomendamos que sigas nuestros consejos a continuación aplicándolos a éstos tres ámbitos de sus vidas.

Las rutinas son la costumbre que se adquiere al repetir una misma actividad muchas veces y es necesaria para el buen transcurso de la vida cotidiana. La rutina implica una práctica que, con el tiempo, se desarrolla de manera casi automática.

Son muy importantes en la infancia por que les aporta seguridad y confianza. Sin rutinas bien definidas, los niños se confunden y se sienten más perdidos. 

Para algunos no hace falta, pero la mayoría deben saber qué actividades deben ir realizando por sí solos. Sorprende lo que realmente pueden hacer desde muy pequeños y que a veces no les dejamos hacer porque  pensamos que nosotros lo vamos a hacer mejor y más rápido. Cuanto antes se deje hacer al niño una tarea, dentro de su capacidad, más independiente se irá sintiendo. Si esperas hasta que el niño sea más mayor “porque entiende más” probablemente habrá adquirido algunos malos hábitos difíciles de hacer desaparecer.

Rutinas que se pueden iniciar desde muy pequeños es colgar su chaqueta al llegar a casa, dejar sus zapatos en un lugar concreto, lavarse las manos cuando lleguen y antes de las comidas, lavarse los dientes después de las comidas, vestirse solos, preparar su material escolar y guardar sus juguetes al terminar de usarlos

Los calendarios y horarios sirven de guías para que tus hijos sepan lo que toca cada día y a qué hora. Debe tenir su horario del colegio y también su horario de casa, y que ambos estén a la vista. Si es muy pequeño, puede tener su horario de casa hecho con dibujos, tipo viñetas, con la secuencia de las diferentes actividades.  

Teniendo el horario de rutinas de casa, nos “exime” de responsabilidad ya que es el Horario el “responsable” de indicar lo que toca hacer. Cuando terminan de cenar, es más divertido para ellos que les señalicemos en la viñeta correspondiente un dibujito simpático de unos dientes blancos de tiburón que les recuerda que hay que lavarse los dientes, que no que les repitamos la eterna frase de “vete a lavar los dientes” que al final ni oyen de tanto oírla. 

Los horarios les ayudan a ir aprendiendo el sentido del tiempo. Pacta con ellos tiempos determinados para cada cosa. Si les cuesta centrarse en iniciar y realizar de forma seguida una actividad determinada hasta su finalización por que se dispersan, puede ayudarles usar un  cronómetro.  Si se enfoca como un juego, es una forma divertida de no eternitzar algunas tareas que deberían hacerse de forma ágil, como podria ser ordenar su habitación, y a la vez van tomando conciencia del paso del tiempo.

Ejemplos de rutinas en las que se puede establecer en un horario determinado por que son necesarios limitar de alguna manera son:

• Tiempo para hacer los deberes (en este caso establecer su inicio)
• Tiempo para ver la televisión 
• Tiempo para jugar  con el ordenador u otros dispositives electrónicos. 

Es nuestra responsabilidad ser coherentes y mantener esos horarios siempre en la misma secuencia. Nosotros debemos organizarnos previamente para que esto sea posible. Por ejemplo, que hagan siempre los deberes después de merendar, que vean la televisión durante x minutos unicamente una vez los deberes están terminados, y que el jugar con el ordenador o similares sea siempre una vez ya estén duchados, la mochila del día siguiente preparada y la habitación recogida. Su tiempo de disfrute especial ha de venir condicionado a que las tareas esten hechas a tiempo. El ser consistente en estas rutinas hará que la organización de sus tareas y obligaciones termine siendo un hábito. 

Es necesario pactar con ellos estos horarios y rutinas en un momento favorable y en un ambiente de calma. Si son co-responsables en las decisiones, les costará menos cumplirlos y se daran cuenta de que el cumplir con las obligaciones a tiempo les facilita tener mucho más tiempo completamente libre para jugar y relajarse.

Estableced juntos una lista de las tareas que debe llevar a cabo tu hijo cada día. Esto le ayudará a ser más independiente y a tu tendras menos trabajo,  ¡aunque luego lo tengas que repasar!

Por ejemplo, la rutina de cepillarse los dientes implica después unas tareas: a partir de los dos años un niño puede enjuagar el cepillo, el vaso y el lavabo, poner el tapón en la pasta de dientes y guardarlo todo en su sitio.

Si ya se puede hacer él solo la cama, enséñale a hacerlo. Aunque sólo estire el edredón y luego tengas que ir tú a rematarlo. Poco a poco dejarás de tener que ir a supervisar. 

Aunque tú lo vayas a hacer mucho más rápido, deja de hacer cosas por ellos. Vale la pena invertir unos minutos mostrándoles cómo hacerlo, tomándote el tiempo y en un clima de serenidad. Seguramente algunas cosas les deberás repetir durante meses o incluso durante algunos años, pero llegará un momento que lo harán solos. Aunque tarden mucho en aprenderlo y se hagan los remolones … No pierdas la paciencia. ¡No lo hagas tú! Pero estate pendiente.

Cuando son más pequeños, en la lista podéis poner pegatinas o “smileys” cada vez que finalice una tarea, o simplemente poner un tic en la lista. Algo que le demuestre que la tarea está terminada y que lo han hecho solos.

Igual que para un adulto, los objetos de nuestros hijos deben tener un lugar asignado. Si les vas a pedir a tus hijos que mantengan su cuarto ordenado deben conocer dónde va cada cosa y tienen que ser capaces de encontrarlo con facilidad. Si no, es seguro que nunca estarán las cosas en su sitio. Los juguetes, los libros, sus tareas, su ropa…. 

Todo debe tener un lugar asignado. TODO. De verdad que es la regla fundamental para que ellos ordenen. 

El sistema de organización para sus cosas debe ser claro, sencillo y sobretodo ACCESIBLE. No pretendas que guarden sus juguetes ellos solos si la caja en donde viven está en la estantería de arriba.  Decidid juntos “la casa” donde viviran los objetos que ellos utilizan con más frecuencia.

A los niños les encanta que les hagan partícipes de las cosas. Que se sientan incluidos a la hora de tomar decisiones. Cuando son muy pequeños no saben que ordenar “es un rollo”. Desde el principio haz que sea como un juego. A los más peques les encanta barrer y pasar la aspiradora.   Si desde muy pequeños les enseñas a meter los platos en el lavavajillas como si fuera un juego después lo harán de forma automática.

Luego esto pasa, pero aprovecha cuando son pequeños para que lo aprendan. Pregúntales cómo quieren ellos sus cosas, donde les gustaría guardarlas, y que sean ellos los que te ayuden a decidir dónde va cada cosa, mientras tú les enseñas cual es la manera más práctica. 

Sucederá muy a menudo. Ser organizados les cuesta y tenderás a perder la paciencia. Nos pasa a todos. El castigo no es la solución pero si dejan sus juguetes tirados y no los quieren recoger deben saber que eso tiene sus consecuencias. Se pueden perder, o los puedes esconder una temporadita. Si se les olvida hacer una tarea escolar, sabrán que la consecuencia es que en el colegio recibiran una mala nota. Si por la mañana no está listo a la hora en la que hay que salir para ir al colegio, que salga de casa en pijama. Verás como corren a vestirse en un santiamén. Aunque a nosotros nos implique un inconveniente a corto plazo, tienen que experimentar por sí mismos que ser desorganizados tiene sus consecuencias. Sé coherente, constante y mantén la calma, por mucho que cueste. 

Seguir estos pequeños consejos puede suponer una gran diferencia en la vida de tus Hijos. Repetimos lo importante que es dedicarle tiempo a transmitirles y enseñarle a ordenar y a organizarse desde muy pequeños. Hablar en família de soluciones comunes para organizar algo, igual que se habla de cualquier otro tema, es darle importancia al orden, y lo asimilaran como algo habitual en sus vidas.

No hay que obsesionarse en la perfección superflua. Lo importante es que conozcan las reglas, que sepan el método y sean capaces de ir haciendo las cosas solos. Llegará  un momento que valoraran lo mucho que les aporta.

El secreto es no obsesionarse y encontrar el difícil equilibrio entre instruir, permitir, corregir y sobretodo, aplaudir sus pequeños grandes logros.

¡Conoce cuáles son las tareas que pueden realizar tus hijos según su edad!