Por qué hay personas que no pueden dejar de acumular
Lola es madre de familia en una casa bastante grande que ha vivido muchos años obsesionada en que no le falte de nada en ningún momento. Ha ido acumulando y acumulando objetos y esta obsesión le impedía llevar una vida normal en su casa. La imposibilidad de tomar decisiones sobre qué hacer con todas sus cosas hacía que aquello no tuviera fin. Un ejemplo muy dañino para sus hijos que no conocen otra cosa y han asumido que lo normal es acumular y no deshacerse nada. Pero Lola no puede más y nos llama pidiendo ayuda porque lo que ella quiere es vivir una vida normal, tener un hogar en el que se respire calma, dar un buen ejemplo a sus hijos y de una vez por todas aprender a tomar decisiones de forma rápida sin ningún temor.
El 5% de la población sufre lo que se conoce como Trastorno por Acumulación Compulsiva (TAC). No debemos confundirlo con Síndrome de Diógenes. ¿Cual es la diferencia? El TAC es una condición que la padecen aquellas personas que acumulan objetos que para la mayoría son inservibles pero que por su imposibilidad de decidir qué hacer con ellos, los acumulan en sus casas. Sin embargo, el síndrome de Diógenes se caracteriza por una demencia que se manifiesta en una dejadez absoluta, incluso en la alimentación o la higiene. No es el caso de las personas que sufren TAC, que en apariencia son personas totalmente normales, se cuidan, se alimentan correctamente, pero en casa no consiguen decidir qué hacer con todos sus objetos y continúan acumulando “por si acaso”, o por razones sentimentales.
Todos nosotros nos podemos sentir apegados a ciertos objetos. Todos podemos tener cosas desordenadas o alguna zona con más trastos de lo que nos gustaría. El problema es cuando una persona acumula de una forma tan compulsiva, que ello le impide llevar una vida normal en su casa. Las habitaciones se vuelven intransitables, se gastan cantidades ingentes de dinero en comprar cosas innecesarias, y les avergüenza recibir visitas y vean el estado en el que viven. Además, puede llegar a producir problemas familiares, incluso separaciones. Es entonces cuando hablamos de un verdadero Trastorno por Acumulación.
Este trastorno se ha empezado a conocer recientemente porque los pacientes suelen silenciarlo y se avergüenzan de ello. Son los familiares, cuando los hay, los que les animan a buscar ayuda. Pero la ayuda sólo será efectiva cuando la persona sea totalmente consciente de su condición y quiera acabar con ello. Es como dejar de fumar. Por mucho que te animen a dejarlo, hasta que TÚ no seas totalmente consciente del problema y quieras salir de él, no servirá de nada la ayuda.
Y la solución es tanto psicológica como física.
¿Cuales son los síntomas para detectar que una persona sufre de TAC?
Es sencillo reconocer los síntomas y cualquier persona que tenga a alguien cerca con ellos puede ayudarle a buscar solución:
- Compran aunque no necesiten y pueden llegar a tener problemas financieros y deudas.
- No hay espacio en las habitaciones para pasar y hay zonas de la casa que ya no son transitables.
- La falta de espacio hace que sea imposible limpiar y la suciedad se acumula hasta llegar a ser un problema sanitario.
- Los alimentos acumulados que caducan pueden suponer fuente de enfermedades en la familia.
- Su incapacidad en decidir deshacerse de cualquier cosa puede llevarles a una depresión.
- Peleas continuas en casa entre los miembros de la familia hacen que la convivencia pueda llegar a ser insoportable.
- Deshacerse de cualquier cosa le produce verdadera ansiedad.
- Suelen tener animales, y algunos acumulan más animales de los que se pueden hacer cargo lo que contribuye a aumentar la suciedad y el desorden hasta el punto de ser un riesgo para la salud.
- Graves dificultades para organizarse o para poner orden en cualquier zona por mínima que sea.
- Para el que entra en casa de una persona con TAC es muy claro que hay un problema. No suelen existir más que pequeños huecos por donde pasar o acceder a las habitaciones.
- Suelen llegar a sentirse muy aislados ya que se avergüenzan del estado de su casa y no se atreven a tener invitados en casa. Los hijos de estas personas sufren por no poder invitar a sus amigos también por vergüenza.
¿Cómo ayudar a una persona que sufre este trastorno?
Si tienes una persona cercana que creas que sufre este trastorno estas son nuestras recomendaciones:
1. ESCUCHA
Si un ser querido lo está sufriendo lo primero de todo es hablar con él y escuchar cuáles cree que son los motivos para llegar a ese punto. Sin juzgar, simplemente escuchar. Hacerle que consiga expresar sus sentimientos y lo que le hace acumular de esa manera, puede ayudar a darse cuenta de que tiene un problema. Hazle preguntas de por qué cree que actúa de esa manera, así él mismo irá viendo las razones, sin sentirse forzado.
2. TEN PACIENCIA
Aunque para ti su comportamiento te parezca incomprensible, ten en cuenta que estás tratando con alguien que tiene un problema. No lo hace por gusto. El proceso para acabar con ello es lento. Al principio la reacción de la persona será enfrentarse a ti. Pueden decir “Ya sé que te parece desordenado pero tengo planes para utilizar todas estas cosas”, incluso enfadarse y decirte “¡Esta es mi forma de vivir, si no te gusta no vengas!”.
3. ANÍMALE A PEDIR AYUDA
Si tras estos primeros pasos se da cuenta de que necesita ayuda anímale a contactar con un profesional. Sin obligarle, muéstrale las opciones que tiene. La terapia cognitivo-conductual a través de un psicólogo debe ser el primer paso. Esta terapia se basa en cambiar la forma de pensar del acumulador a fin de reducir los sentimientos negativos que produce el deshacerse de todo lo acumulado.
4. EDUCA
Estas personas necesitan una re-educación y que se les muestren los riesgos que acarrea este trastorno. Riesgos para su salud, riesgos económicos, aislamiento social.
5. SIEMPRE PUEDES PEDIR LA AYUDA DE UN ORGANIZADOR PROFESIONAL
Al mismo tiempo que se trata la parte psicológica del trastorno es fundamental que vaya viendo la luz comenzando a organizar ese caos en el que vive. La persona que sufre el trastorno será incapaz de empezar ella sola. Un organizador profesional puede ayudar a conseguir un espacio organizado junto a la persona, mostrándole poco a poco cómo hacerlo y como mantenerlo en el futuro. Es un aprendizaje lento, que tiene sus momentos buenos y malos, pero es una “viaje” que hay que hacer con él para que siempre se sienta comprendido y acompañado. Los organizadores profesionales están acostumbrados a tratar con estas personas y junto con el tratamiento psicológico se puede conseguir acabar con este comportamiento para siempre, volver a llevar una vida normal y mostrar a los de su alrededor que es capaz de hacerlo.
¿Conoces a alguien que sufra de Trastorno por Acumulación? Si es así esperamos que estas recomendaciones te puedan servir para ayudarle. Y siempre puedes contar con nuestra experiencia para ser parte de la solución.
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